13 - 03 - 2007
Tenía apenas cinco meses cuando fuí a buscarle. Tula, su madre había parido a siete hermosos cachorros, a tres de los cuales conocí en casa de su dueño y buen amigo Ricardo. Lamentablemente los demás cachorros ya habían sido entregados pero le dije a Ricardo que si había alguna posibilidad contara conmigo.
Apenas unas semanas más tarde Ricardo me llamó para decirme que había recuperado a uno de los cachorros y que, si aún lo quería, podía ir a por él .
El mismo día fuí a Els Pallaressos a buscarle. Me sorprendió y me cautivó de inmediato con aquella cresta punkie y los juegos y saltos con que me dió la bienvenida. Sin embargo, cuando le subí a la parte trasera del coche, me pareció percibir una súbita sombra de tristeza que traté de mitigar llamándole por su nuevo nombre y acariciándole esporádicamente durante el corto viaje hasta Cubelles, donde vivía por entonces.
Quiero, una vez más, agradecer profundamente a mi amigo Ricardo por haberme obsequiado con tan espléndido animal.
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